domingo, 19 de febrero de 2012

Sacrificio de Ifigenia

Es el ocaso el que acoge mis lamentos, ahora la penumbra hace de las suyas y sigo aguardando el fatal instante de la nada. El recuerdo vago de una sonrisa en su rostro es lo único que queda y el patíbulo se asemeja al último lecho.Que la penumbra traiga el sosiego que mi alma ansía por culpa de su ausencia. Que la aurora llegue con margaritas y me diga que es este ya el impertinente crepúsculo que acaba con mis angustias...

martes, 31 de enero de 2012

Psicología del occiso

Allana su arcano sentimiento en la nada de lo incierto,

espera de cuando en cuando la luz que ahora su piel no reconoce;

y pospone sus ritos sagrados para contemplar el ocaso que vil se repite.

Es el subyugado quien lo distrae con las absurdas jugarretas,

mientras tanto un toque de conciencia le recuerda que del otro lado del vidrio,

la tierra ha hecho su llamado.

miércoles, 4 de enero de 2012

Tengo tu nombre desde hace tiempo tatuado en mi piel. Sucumbo ante ti cada vez que te tengo cerca porque contemplo cada día como el último en ese afán de disfrutarlo junto a ti. Y no puedo negar que encuentro en tu sonrisa mi mayor anhelo, tus ojos siguen siendo el lugar en donde encontré hace rato el amor. Ahora sólo resta esperar que el tiempo en su sabiduría nos permita el espacio que nos merecemos. Continúo esperando que mi sueño sea el nuestro y quien quita se realice.

lunes, 6 de junio de 2011

Furtiva...

Eras tú, desde el principio fuiste tú. No alcanzaba a notar los destellos que el amor hace ni que nombres designa, lo único que reivindica ese "despiste" es que he podido tenerte en frente y sin mediar una sola palabra... El abrazo surgió y el amor nos susurró al oído...Y es cierto que susurre, que nos diga secretos que sólo los dos sabemos. Pero, no se percata de hacernos la vida imposible y ponernos una y otra de sus pruebas confusas, sus acertijos absurdos y juega como el niño inocente que suele ser. Así es él, sonríe y nos golpea con una perversa fijación... Y tú y yo consumidos en él.
Cruel amor.
Deja entonces que los avatares del destino caigan sobre nosotros como gotas de lluvia en días extraños donde hace sol. Nuestras almas se juntarán de nuevo y seremos el rocío de un nuevo día.

miércoles, 3 de febrero de 2010

EDGAR ALLAN POE Y UN POEMA DE MUERTE (A ELENA)


“[…] Nosotros esperamos un cielo o un infierno,

Sufrimos o gozamos,

En nuestras breves horas […]”

José Asunción Silva

Al leer un poema, éste produce un efecto distinto en cada uno de sus lectores y a su vez este efecto cambia cada vez que el mismo individuo retoma la lectura. El acto de la lectura nos permite tener un grado de excitación en nuestras almas y hace de este acto un instante sublime. Cuando el poema genera tales efectos posee la facultad de llamarse así: poema. Edgar Allan Poe, escritor estadounidense del siglo XIX, nos dice: “[…] Apenas necesito observar que un poema merece su nombre sólo en cuanto nos excita, al elevar nuestra alma […]”[1]. A Partir de esta afirmación del poeta podemos empezar el análisis de uno de sus tantos poemas.

El poema tiene por condición natural una parte creadora, es decir un carácter divino. Al mismo tiempo, éste posee la capacidad de persuadir, seducir y contar una historia. Con estas características el poema puede crear una imagen en el lector de acuerdo al grado de excitación que éste genere y a la vez esa imagen puede trascender y quedar grabada en la memoria del lector. Es “A Elena” un buen ejemplo de la elevación que puede producir un poema en un lector. La evocación de la muerte con elementos de la naturaleza nos permite contemplar una fatalidad desde una perspectiva netamente romántica. El contraste que en “A Elena” encontramos entre la vida y la muerte nos demuestra el universo romántico que el poeta gesta. Por ejemplo:

[…] Evaporaban las rosas
los perfumes de sus almas
para que los recogieras
en aquella noche mágica;
para que tú los gozases
su último aliento exhalaban
como en una muerte dulce,
como en una muerte lánguida,
y era una selva encantada,
y era una noche divina
llena de místicos sueños
y claridades fantásticas […]

En la frase “evaporaban las rosas los perfumes de sus almas”, encontramos el milagro de la vida en las flores, pero al mismo tiempo encontramos el elemento de la muerte al esfumarse la vida por medio de los perfumes. Otro de los contrastes característicos del romanticismo que encontramos en este poema es el de la oscuridad enfrentada a la luz:

[…] Todo se apaga y extingue
menos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
aquellos ojos brillantes,
¡oh mi amada! […]

Encontramos en: “todo se apaga y extingue”, una voz de resignación y de tristeza que marca la oscuridad y a la vez la luz hace el contraste: “menos tus hondas miradas”, el narrador añora entre la luz la mirada de su amada. El lector puede hacer una imagen del poema con la evocación de un ser amado por medio de una noche adornada con los más bellos elementos de la naturaleza.

De otra parte “El principio poético” nos habla también de un elemento propio del poema: su extensión. Edgar Allan Poe dice que no existe un poema largo, con esto hace referencia a la imagen que produce el poema y no a su extensión. Es decir, el poema debe ser fulminante en la medida que crea la imagen para el lector, el grado de excitación. “[…] que un poema sea llamado así en absoluto, no puede sostenerse a través de una composición muy extensa […]”[2]. “A Elena” es un claro ejemplo de esta afirmación, si bien el poema en extensión comprende dos páginas, su imagen es retenida en un tiempo no mayor a cinco minutos, la muerte evocada en una noche de luna llena, acompañada de perfumes de flores, de sombras y de silencio.

En este sentido podemos afirmar entonces que el poema “A Elena” tiene una unidad. Ésta consiste, según Edgar Allan Poe, en la certera concordancia entre la extensión del poema y el grado de admiración que se logre, es decir, si un poema es realmente extenso; el lector puede encontrarse sin interés a la mitad de su lectura.[3] El sentir poético es creación sublime, exaltación en su máxima expresión que viene desde la contemplación pura de la belleza, la palabra permite transformar y transcender un sentimiento, hacerlo duradero. El autor de “El cuervo” nos dice esto al explicar que la poesía es creación y que la belleza nos lleva a un estado de apreciación tal, que el poema es el primero de los vehículos para provocar este efecto.

Al conectar algunos elementos de “El principio poético”, con el poema objeto de nuestro estudio, es inevitable encontrar estos en otros poemas propios de Edgar Allan Poe. En “Anabel Lee” encontramos el universal de la muerte de la misma manera que en “A Elena”:

[…]Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí […]

No sólo la muerte podemos encontrarla como universal poético, también encontramos a la mujer y en este caso la mujer que es arrebatada de manera mortal. Otro buen ejemplo de esta constante podría ser el poema “Leonora”. Nuevamente encontramos los universales antes mencionados:

[…] ¡El vaso se hizo trizas! Desapareció su esencia

¡Se fue; se fue! ¡Se fue; se fue!

Doblad, doblad campanas, con ecos plañideros,

Que un alma inmaculada de Estigia en los linderos

Flotar se ve […]

Todo esto nos lleva, entonces, al acercamiento de un universo poético creado por el poeta a través de toda su obra. Es este mismo universo el que nos permite acercarnos al escritor y conocerlo en toda su manifestación. Y desde aquí podemos también detectar las constantes que hacen de toda su expresión un reflejo del romanticismo del siglo XIX. La evocación por lugares, personas, paisajes, la idea del eterno retorno a un pasado, la oposición a las máquinas; son algunas de las características que identifican, en este caso a Edgar Allan Poe, como “romántico”.

Si existe un universo poético, existen entonces manifestaciones, aparte de la creación del poeta, que hagan parte de éste. Es decir podemos encontrar las mismas unidades o los mismos universales en otros poemas de otros escritores. En “A Elena” detectamos la presencia de la muerte (como habíamos mencionado anteriormente) evocada con elementos propios de la naturaleza. Por ejemplo las flores, los sonidos, la luna, la noche, las hojas y las sombras. De la misma manera encontramos estos elementos en un poema de José Asunción Silva, “Una noche” (Nocturno III). Por ejemplo el elemento de la noche:

“[…] Una noche,

Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de

Músicas de alas, […]”

(José Asunción Silva)

Y tenemos:

“[…] Te vi a punto.

Era una noche de julio,

Noche tibia y perfumada,

Noche diáfana […]”

(Edgar Allan Poe)

Los elementos de La noche y los perfumes, son en principio una constante. La noche marca la evocación de un instante con la amada. Los perfumes decoran esta noche “mágica”.

“[…] A mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,

Muda y pálida

Como si un presentimiento de amarguras infinitas,

Hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara […]”

(José Asunción Silva)

“ [… ] Toda de blanco vestida,
toda blanca,
sobre un ramo de violetas
reclinada
te veía
y a las rosas moribundas
y a ti, una luz tenue y diáfana
muy suavemente
alumbraba,
luz de perla diluida
en un éter de suspiros
y de evaporadas lágrimas […]”

(Edgar Allan Poe)

La muerte mostrada como “muda y pálida” en el primero, se muestra como “toda blanca” en el segundo. El “presentimiento de amarguras infinitas” se hace en paralelo con “A Elena en palabras como “y de evaporadas lágrimas”. El sentir lo podemos concebir como muy parecido, aunque la voz de un poeta en su lengua original es en inglés. El ritmo también tiene un alto grado de semejanza:

“[…] Y eran una

Y eran una

¡Y eran una sola sombra larga!

¡Y eran una sola sombra larga!

¡Y eran una sola sombra larga! […]”

(José Asunción Silva)

“[…] como en una muerte dulce,
como en una muerte lánguida,
y era una selva encantada,
y era una noche divina
llena de místicos sueños
y claridades fantásticas […]”

(Edgar Allan Poe)

En este universo poético, encontramos también, la palabra “sombra” para hacer referencia de la muerte en un cuento de Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros”:

“[…] La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante […]”.

La idea de dos sombras que se hacen una, la vemos como una constante en los tres textos. El sonido también es un factor importante en la recreación de la muerte y del viaje que se hace cuando se muere. En Edgar Allan Poe, los sonidos no se recrean, la naturaleza ni siquiera susurra:

“[…] Ni una hoja
susurraba;
no se oía
una pisada;
todo mudo,
todo en sueños,
menos tú y yo […]”

En el poema de José Asunción Silva podemos constatar que el sonido es importante para la descripción del lecho de muerte:


“[…] Por la senda caminaba,

Y se oían los ladridos de los perros a la luna,

A la luna pálida […]”

En el cuento de Juan Rulfo podemos encontrar el mismo signo que nos recrea la imagen de lo nefasto:

“[…] Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó como por todas partes ladraban los perros.
— ¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza […]”

Talvez no exista una intensión previa, por parte de algunos autores, de hacer textos parecidos a otros. Es el sentir poético que el mismo Edgar Allan Poe describe el que lleva a crear sin tener a veces plena conciencia de esta labor “[…] La poesía, como la Creación Rítmica de la Belleza. Su único árbitro es el gusto. Sólo tiene relaciones colaterales con el intelecto o la conciencia […]”[4].

La unidad del poema que hemos trabajado, tiene vigencia siempre y cuando evoquemos ese grado de elevación que consigue en nosotros su lectura. A su vez las otras unidades que hemos denominado de un mismo universo poético, tendrán una trascendencia igual en nosotros y podremos tener presente cada uno de esos que se relacionen de la misma forma. Podemos, en el mismo sentido, tener presentes los elementos propios del romanticismo con la lectura y la apreciación de una obra como la de Edgar Allan Poe, que cobra vigencia en la medida en que la descubrimos y la redescubrimos.

Podemos culminar este texto con una frase del mismo Edgar Allan Poe, que nos da ideas claras para empalmar el poema “A Elena” con su “El principio poético”. Aquí el poeta nos muestra que todas las características mencionadas antes alcanzan para explicar el sentir verdaderamente poético. “[…] Alcanzaremos, sin embargo, más inmediatamente una concepción distinta de lo que es la verdadera poesía, por una mera referencia a algunos de los elementos simples que producen en el poeta mismo el efecto poético. Él reconoce la ambrosía que alimenta su alma en las órbitas brillantes que relucen en el cielo […]”[5]



[1] POE, Edgar Allan. El principio poético, en: Ensayos. Editorial Claridad. Buenos Aires, 2003. P 223.

[2] POE, Edgar Allan. El principio poético, en: Ensayos. Editorial Claridad. Buenos Aires, 2003P.223.

[3] POE, Edgar Allan. El principio poético, en: Ensayos. Editorial Claridad. Buenos Aires, 2003. P224.

[4] POE, Edgar Allan. El principio poético, en: Ensayos. Editorial Claridad. Buenos Aires, 2003. P.229.

[5] POE, Edgar Allan. El principio poético, en: Ensayos. Editorial Claridad. Buenos Aires, 2003. P 243.

  • RULFO, Juan. El llano en llamas. Fondo de cultura, México D.F., 2001.

  • SILVA, José Asunción. Obras completas. Ediciones Banco de la República. Santa fe de Bogotá, 1965.

martes, 22 de septiembre de 2009

PROMOCIÓN AUTOMÁTICA: ¿APROBAR CÓMO SEA NECESARIO?

“[…] el goce vino como un látigo y se
anegó en un balbuceo agradecido,
en un ciego abrazo interminable […]”
Julio Cortázar
.



El sistema escolar colombiano ha venido cambiando con el paso de los años. Recuerdo cuando era tan sólo un estudiante de noveno grado y me esforzaba en todos los periodos académicos para poder aprobar mi año escolar, pero, tan grande sería mi sorpresa, que no me alcanzó para reconocer que en todo el año no había asumido temas de matemáticas sociales y español; que el resultado no se dio a esperar y reprobé. Los gritos de mi madre no se hicieron esperar y yo quedé rezagado y resignado a esperar un nuevo año para compartir con los muchachos que venían “detrás” mío. Fue realmente difícil, pero ese año de “nuevos compañeros” y mismos temas, entendí a mis escasos 13 años, que debía ponerme las “pilas” y trabajar como no lo había hecho antes.

Esta dura experiencia ya no la viven los chicos de hoy. Estos tienen más ventajas con respecto a su aprendizaje en la escuela. Para el año 2008, los estudiantes de primaria y bachillerato, no sólo se dan el “lujo” de no estudiar sino que para completar tienen el aval por parte del estado de aprobar los cursos con este antecedente de “flojera académica” durante un año. A esta alcahuetería se le ha llamado la promoción automática. Este “invento” no es más que el intento por parte del estado de no perder futuros miembros que aporten a la economía de un status quo.

El gobierno nacional con la inspiración en el sistema educativo del antiguo continente, ha implantado, bajo el decreto 230 del año 2002, este sistema llamado la promoción automática. Esta consiste en promover a los estudiantes de ciertos grados al siguiente nivel, pensando antes en no permitir que éste repita el curso. Las justificaciones por parte del ministerio de educación al implantar esta ley, no son más que argumentos que no van más allá de un interés que no queda realmente claro. Algunos de estos argumentos algo faltos de coherencia, por ejemplo: -la repetición es un elemento viejo y es el único sistema que existía para el “no-aprendizaje” por parte de los estudiantes.1

Al continuar exponiendo los argumentos del ministerio encontramos otro que dice que la falta de dinero es uno de los factores de repetición de los cursos y que el analfabetismo es un fenómeno que se da sólo por el hecho de que exista la repetición por ejemplo. Tiene razón la señora Rosa María Torres al decir esto hasta cierto punto. El analfabetismo (por ejemplo en Colombia) existe por condiciones económicas y situaciones de aislamiento por parte de la población. Hago referencia a la población rural que en muchos de los casos no tiene acceso a una educación por el hecho de no encontrar un centro educativo cercano.

Pero cuan equivocada está nuestra autora al decir que la repetición de los cursos sólo se da en estratos bajos y que las personas pudientes no tienen problemas de esta índole. Otro de los argumentos usados para justificar tan “ambicioso” proyecto, es el de la diferencia en edad de los estudiantes al repetir algunos cursos, segunda equivocación. Aquí expongo mi caso de pérdida de año escolar y puedo asegurar que el hecho de que yo tuviese uno o dos años más que el resto de mis compañeros no afectó mi desarrollo académico.


1.
http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-85775.html

Hasta el momento tenemos unas razones que el estado expone como contundentes para promocionar y brindar muchas oportunidades a los estudiantes “más lentines”, pero no vemos propuestas por parte de este ente gubernamental (M.E.N) para abolir el analfabetismo , por ejemplo, y el aislamiento de muchas de las comunidades de este país como ellos mismos lo aseguran. Creo que hay interés de impulsar generaciones con títulos bajo la bandera de haberlos obtenido con algo de mediocridad (si no es mucho de esta).

El hecho de que exista un medio tan atroz con el conocimiento, que vela sólo por el desarrollo de masas, deja ver un país y un gobierno que no se interesa por las generaciones venideras de nuestra patria. Tan sólo vemos cortinas de humo que nos hacen creer que todo es por el beneficio de los ciudadanos cuando realmente nos están violando indirectamente un derecho que es fundamental: la educación (en todo el sentido que esta palabra tenga).

Considero que la promoción automática es nociva para las generaciones que vienen. No alcanzo a imaginar cuando estos chicos quieran entrar a cursar una carrera en alguna universidad y tengan que pasar por la pena de dar pasos atrás en el conocimiento para estar al día. La promoción automática no es más que un premio a la mediocridad y a las “no ganas” de estudiar. El aprobar por aprobar no es más que el reflejo de una sociedad que está destinada a lanzarse al consumo, y que pretende asumir la educación como eso, como un objeto más del consumo y que debe ser devorado rápidamente ya que el contexto en el que vivimos nos pide antes que reflexionar, la velocidad.

martes, 19 de agosto de 2008

El capucho


“Al llegar a la universidad industrial de Santander como un primíparo más, lo embarga a uno la idea de saber a qué hora se arma un tropel, hay un cierre o una simple protesta. Conocer los mecanismos de lo que se hace llamar público y la defensa de ello se convierte en una idea que puede llegar a ser un tanto obsesiva. Pero al mismo tiempo y la experiencia de los conocidos tropeles de la universidad le permiten a uno dilucidar la realidad”. Estas palabras las comparte conmigo un estudiante de séptimo semestre de derecho de la UIS al preguntarle por la concepción que tiene del claustro en el que estudia. Pues bien, se trata de Miguel§ con el que compartí bastante de mucho de lo que se vive al interior de nuestra alma mater, y que de paso yo aproveché para ver al menos un punto de vista desde la cercana perspectiva de las revueltas.
Miguel es egresado de un colegio privado llamado Centro comercial bolivariano y cuenta que allí nada le ayudó para tener la visión que con la entrada al claustro universitario obtuvo. “Uno en el colegio es uno y cuando entra aquí la cosa cambia” comentaba. Nuestro entrevistado no terminó el bachillerato con honores, pero considera que ese hecho sólo lo consiguió con su entrada a la educación superior. “Entré realmente con las expectativas que entran todos, estudiar duro y ser alguien; para darle gusto a mis padres y no terminar siendo un don nadie”. Claro que su visión cambió bastante con el ingreso al claustro. Ya no era el cumplir con sus obligaciones impuestas y obtener un sentido de responsabilidad a medida que la exigencia lo imparte. Ahora también el pensamiento se escapa de toda medida impartida y se da a la tarea de buscar mecanismos que le permitan una salida. Pues este escape que encontró nuestro compañero fue aquella por la cual todos, al empezar nuestras carreras, tenemos cierta curiosidad… La revolución.
“Nunca creí llegar a ser miembro de un movimiento estudiantil, y mucho menos estar en las filas de los tirapiedras y defender mis derechos como persona”, aclaraba Miguel mientras daba cabida a los inicios en uno de los grupos de la universidad. Pertenecer a los movimientos estudiantiles de la universidad no es difícil, simplemente se necesitan buenos contactos, buenas ideas (fundamentadas) y ganas de luchar. Miguel ingresó a la organización gracias a un compañero que lo invitó a hacer parte de una reunión, donde trataban temas como los de la entonces pérdida del hospital universitario entre otros. Tal fue el interés que este evento despertó en Miguel, que de inmediato empezó a participar de todas las actividades programadas por sus nuevos compañeros. Revueltas, tirar piedra, lanzar improperios contra la administración de la universidad y el estado, enfrentarse a la policía; redactar documentos, recolectar alimentos, crear campañas de concientización y muchas más actividades fueron el pan de cada día de nuestro ahora joven revolucionario.
La satisfacción que esto le produjo no tuvo ni tendrá comparación. Estaba haciendo un pequeño aporte para que las cosas cambiaran. Pero tuvo desde entonces mucho trabajo y muchas campañas que respaldar que poco a poco fue descuidando la razón por la cual, desde un principio, había llegado a este lugar; su estudio. Su rendimiento no fue el mismo y las ganas tampoco lo serían. Vale añadir también que esta vida en la clandestinidad no le trajo buenas cosas (aparte del mal paso en la academia). Las persecuciones de brujas como él las llama, lo tentaron a dejar sus actividades revolucionarias en algunos momentos, pero sin rendirse continuó.
Pero a raíz del problema presentado en los últimos meses (la muerte del compañero Jaime por causa de una papa bomba), a Miguel le fue necesario “descansar” un poco, ya que las cosas se estaban tornando un poco “calientes”. Gracias a las continuas amenazas de grupos al margen de la ley y la constante zozobra generada por la administración, Miguel decidió abandonar el claustro por un periodo académico para dejar enfriar las cosas. Aún sin haberse matriculado Miguel sigue camellando, como afirma él, con sus compañeros desde afuera, esperando de nuevo el ingreso a su “alma mater”.

Como Miguel son muchos los jóvenes que recorren los pasillos a nuestro lado, pasando inadvertidos, que luchan (según ellos) día a día para tratar que “las cosas” estén mucho mejor. Ojalá todos esos esfuerzos no sean dejados en el olvido y que sólo sean para evocarlos cuando se haya obtenido un título.







§ Decidimos cambiar el nombre y llamarlo simplemente Miguel