sábado, 31 de mayo de 2008

Pabellón 2

No existe ser que me diga y que les diga, que vale la pena buscar remedios a enfermedades creadas por nosotros mismos... Somos nosotros quienes nos encargamos de hacerlas inmunes. ¿Creador? No es necesario invocarlo... No ha venido nunca a mis ruegos. Ahora sólo dedico gran parte de esta realidad a desdeñar mi estrecha (la mayoría de las veces nociva) relación con esta extraña soledad.